La oposición realidad-apariencia en Medea deEurípides
La tragedia griega está vista como una historia de continuo sufrimiento y drama. El héroe trágico o heroína, en este caso, comete un error humano, una hamartía que la lleva al desequilibrio y luego de su soberbio actuar (Hybris), ocurre la muerte de un inocente, un hecho trágico. Este tipo de drama está lleno de controversia, lucha y polémica.
En este ensayo se analizará la oposición realidad-apariencia en Medea deEurípides, como consecuencia de la desesperación y la necesidad de venganza que llevará al hecho trágico.
Desde el principio de la obra conocemos al personaje principal de la tragedia, Medea, como una hechicera con sed de venganza luego de que su esposo, Jasón, la engañara y se casara con la hija del rey Creonte. A Medea se la describe como violenta y con un profundo odio a sus hijos, y todas esas características se exacerban y multiplican el deseo de venganza con el anuncio del destierro.
Por un lado, luego de saber que iba a ser desterrada, Medea comienza a planear la muerte de Jasón, de Glauce y de Creonte. Sin piedad alguna, le cuenta al coro que los va a matar:
“Buscando estoy los medios de vengarme contra mi esposo, por su negra ofensa, contra Creonte que le ofreció su hija, contra esta misma que usurpó mi alcoba.”
Pero cuando lo cita a Creonte, vemos que su carácter cambia drásticamente, utilizando una máscara social para conseguir una día más en el reino y lograr su cometido.
Así, apela a los dos argumentos que ella sabía que iban a quebrantar al rey, su familia y su patria:
“Concédeme de plazo un solo día… para elegir la tierra de mi exilio y ayudar a mis hijos.”
Por otra parte, luego de conseguir un día más, Medea habla con Jasón y ahí se puede ver nuevamente a la verdadera Medea, la furiosa, violenta y vengativa, aprovecha su verdadero ser para reclamarle a Jasón todo lo que sufrió por él, como, por ejemplo, matar a su propio hermano y exiliarse. Se ve una Medea sin miedo y sin máscara social, también con mucho rencor:
“Esta es mi suerte: me aborrecen todos, mis amigos de ataño y mi familia porque a todos dañé para ayudarte.”
Si bien la hechicera parece no poder controlar su odio e ira, más adelante vemos cómo sus habilidades de manipulación funcionan. Como cuando habla con Jasón nuevamente y su personalidad parece haber cambiado, como necesita hacerle llegar el peplo y la corona a la princesa, se muestra totalmente arrepentida con Jasón:
“He comprendido, así reflexionando, la insulta vanidad de mis enojos, y alabo tu conducta,… y me pareces muy sabio, […] yo sola he sido injusta.”
Así, consigue matar a Glauce, a Creonte, y finalmente a sus propios hijos dejando a Jasón sin descendencia.
También, podemos ver la máscara social en el personaje de Jasón, como cuando le confiesa a Medea que se casa con Glauce porque no quiere ser pobre y que lo hace por ella y por sus hijos:
“¿Cuál otra estratagema pudo mi mente hallar más ingeniosa que casarme con la hija de un monarca, no siendo más que un pobre, un desterrado?”
Finalmente, podemos ver nuevamente a la Medea genuina en el diálogo final, cuando disfruta por fin de su venganza luego de haber matado a Creonte, a Glauce y a sus dos hijos, también negándole a Jasón el entierro de estos últimos, completando así, su plan:
“Llámame pues leona si te agrada; dame el nombre del monstruo de Tirreno que hora es tu dolor mi sola dicha. No te di muerte porque más sufrieras: herí tu corazón en lo más hondo: ¡sufre, sangra… implacable es el tormento!”
En conclusión, podemos afirmar que la venganza, el rencor y el poder es lo que llevó tanto a Medea como a Jasón a oponerse a la realidad-apariencia de modo que, la máscara social, toma un papel protagónico en la tragedia, como cuando Medea le pide un día más a Creonte o le pide perdón a Jasón, o cuando este se casa con Glauce por su dinero y poder. Esta oposición es lo que los llevará al hecho trágico: La muerte de Glauce, de Creonte, pero sobre todo, de sus dos hijos.
Mejor, Vera!. Buen trabajo!
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